El ego nace, la espiritualidad despierta
En la vida hay dos ciclos metafóricamente inversos:
- El ego nace en su máximo esplendor poseyendo al ser hasta su muerte.
- La espiritualidad duerme y va despertando al ritmo de muerte del ego.
Al nacer un ser, el ego del mismo se encuentra en su máximo esplendor, influyendo en su comportamiento diariamente. Sin embargo, su poder de manipulación va disminuyendo tras cada etapa de desarrollo humano, pasando de la infancia hasta la vejez y, por último, la muerte. Contrariamente, la espiritualidad permanece dormida siendo en la debilidad del ego y su vulnerabilidad donde comienza a despertar: optando por un comportamiento más armonioso y fluido respecto a los demás en su totalidad, esto a consideración de un actuar y pensar colectivo.